viernes, 1 de noviembre de 2013

María Clara Naranjo Palau




Pasión, luz y fuerza:  

Le entró por sus oídos. Recorrió sus extremidades inferiores, superiores y se posó en su corazón.
Congénita pasión. 5 años tenía cuando la adoptó. Su madre se esforzaba en prevenirla, en controlarla. Sus amigas no hallaban explicación. Inusual era su fogosidad por el Deportivo Cali a tan corta edad.
Como una ronda infantil caía a sus oídos el nombre de Jorge Ramírez ‘Gallegol’. A un lado la fallecida leyenda Carlos Sarmiento Lora, y en el otro costado, Libardo Rivera, un cercano a la familia. Y en el medio, como fungiendo de moderadora, María Clara Naranjo Palau. Sólo 5 años tenía cuando la pasión del fútbol recorrió su cuerpo, cuando la poseyó.
Ese entusiasmo hacia unos gladiadores en el campo que pueden hacer variar su estado de ánimo. Capaz de golpearle la autoestima y de hacerla saltar victoriosa en un poco más de 90 minutos.
María Clara decidió irradiar ese sublime sentimiento. En 1984, con la Escuela Sarmiento Lora, que presidió durante muchos años, siembra la semilla para que afloren las divisiones menores del Deportivo Cali.
Luego, se radicó en los Estados Unidos, donde hizo una pausa en ese desenfrenado amor hacia la institución. Así lo confirmó María Clara cuando se adentró en sus estudios de arte dramático y dirección de teatro, en Boston. A su regreso a Cali, luego de más de 20 años en territorio norteamericano, crea una escuela de teatro.
Notoria fue su pasión por el teatro. Pero el profuso sentimiento hacia el Deportivo Cali volvió a altos niveles. Poco después de su retorno a la ‘Sucursal del cielo’, se abrazó con la sexta estrella de los ‘azucareros’ en el fútbol colombiano.
Y volvió a explayar su emoción. Ahora las mujeres fueron las abrigadas. En el mismo año de su aterrizaje en la capital vallecaucana, crea el fútbol femenino en la Escuela Carlos Sarmiento Lora. 
Sosegada permanecía. Sin embargo el esquelético estado del Deportivo Cali la hizo rememorar cuando sólo tenía 5 años y don Carlos Sarmiento Lora, su generoso y probo tío, también la cubrió con ese perenne manto verde y blanco.
Entonces, María Clara decidió aupar al Deportivo Cali. Les transmitió su calor, sus energías, su economía. Los robusteció y les retornó la grandeza. Lideró y triunfó en las pasadas elecciones. Es la vicepresidenta, la luz, la fuerza.

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