Experiencia
y presencia:
En blanco y negro. Veía ilustres personalidades y escuchaba novedosos términos. Una sobrecarga de información para un chico de 7 años.
En blanco y negro. Veía ilustres personalidades y escuchaba novedosos términos. Una sobrecarga de información para un chico de 7 años.
Era monótono, ruidoso, aturdía, encarcelaba,
pero gustaba. Entonces, Álvaro Martínez Botero fue encerrado en ese mundo. En
ese mundo gobernado por un balón. Ese mundo de variables cambios de ánimo. Ese
mundo que conoció aún sin haber llegado al mundo.
Estaba en el vientre de su reciente fallecida
madre, Miriam Botero, cuando su padre presidía el Deportivo Cali. 12 años de
edad había cumplido cuando los ‘azucareros’ celebraron su primer campeonato en
el fútbol colombiano (1965).
Martínez estuvo allí. Fue testigo, junto a
Jorge Gallego, Oscar López, Iroldo Rodríguez, Cunda Valencia… Su padre, Álvaro
Martínez, hizo parte de aquella Junta Directiva. Era imposible huir al olor a
linimento. Era necesario visitar el potrero. Era imperioso entronizar a los
jugadores de ese entonces.
Por eso, cuando creció, ya con el título de
administrador de empresas de la Universidad del Valle y en curso de su
especialización en gerencia de riesgos y seguros que le otorgó la Universidad
de Florida, no se alejó de su mundo.
Vio crecer y madurar a Jorge Rayo, ‘Willy’
Rodríguez, Jorge Ambuila, Carlos Mario Hoyos, Hugo Caicedo y tantos otros
jugadores que hacían parte de la Primera C del Deportivo Cali.
Su padre siempre le insistió que la dirigencia
del fútbol es desagradecida. También le recalcaba que del arte de saber patear
un balón, todos decían conocer, pero que lo importante era saber administrar el
fútbol, y para ello se precisaba experiencia.
Experiencia. Palabra que hizo eco en la mente
de Martínez Botero. En 1983, asumió como vicepresidente y presidente (e) de la
Escuela Carlos Sarmiento Lora, que adoptó las fuerzas básicas de los
‘azucareros’.
Un año después, empezó a asistir, como
invitado, a los comités ejecutivos de los verdiblancos. Hasta que el 1989
estuvo como titular en la Junta Directiva.
Con su participación, se revivieron las
divisiones menores, en las que estuvo como presidente entre 1990 y 1995. Luego,
en el 2001, tras el arribo de Oscar Astudillo a la presidencia de la Federación
Colombiana de Fútbol, Martínez volvió a integrar el Comité Ejecutivo. Y
haciendo parte de la Comisión de Fútbol, el Cali celebró su último título
(2005).
Ahora, gozando de su jubilación, desea retornar
a la Junta Directiva, a su mundo. Adherido a su piel, Martínez Botero lleva el
fútbol.
Su participación en el Deportivo Cali se
remonta a algo más de 100 años. Curioso, cuatro décadas antes de haber
alumbrado al mundo. Su abuelo, Ignacio Martínez, hizo parte de la nómina del
Cali en 1912.
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